Las frutas son una muy buena opción que proporciona vitaminas, minerales y fibra. El tamaño de la porción y la frecuencia con la que las consumís es lo que se debe seleccionar con prudencia.
Las frutas contienen carbohidratos de fácil y rápida absorción y un consumo elevado de las mismas puede aumentar tus niveles de glucosa. Por ejemplo, media banana y una manzana mediana son consideradas una porción de fruta y te aportan 15 gramos de carbohidratos. Trata de elegir frutas frescas y no en lata.
Puede ser útil distribuir uniformemente el consumo de frutas en el transcurso del día y, luego, medir el nivel de glucosa en sangre de una a dos horas después de comer para saber cómo se ve afectado. Si tus niveles de glucosa continúan preocupándote, consultá a tu médico.