Comenzar despacio. Quince minutos de actividad física al día son suficientes para un principiante. Gradualmente comenzá a hacer ejercicios con mayor intensidad y por periodos de tiempo más largos. Consultá a tu médico si necesitas ayuda.

Tomar una clase de algún ejercicio o deporte que no hayas practicado antes. Ese interés en actividades nuevas es motivador.

Conseguir compañía para hacer ejercicio. El aspecto social hará que el ejercicio sea más agradable.

Recordar que todo tipo de actividad física cuenta. Limpiar, barrer, hacer jardinería, caminar e incluso cortar el pasto.

Discutir con tu médico el mejor momento para monitorear tu glucosa, si antes o después del ejercicio y mantener un registro de los resultados. Esto te ayudará a mantener tus niveles de azúcar en la sangre.

Buscar escenarios diferentes para caminar o trotar. Las rutas nuevas siempre son una buena opción.

Mantener un registro de tu actividad física. Anotá brevemente qué hiciste y por cuánto tiempo. Podés revisar tus anotaciones de vez en cuando y sentir orgullo de tu esfuerzo.

La seguridad, ante todo. Realizar una entrada en calor antes de ejercitarte, baja el ritmo cuando estés por terminar tu rutina y acaba tu sesión elongando por 5 minutos.

Hacelo parte de tu rutina. Incluí la actividad física dentro de tu calendario, preferiblemente a la misma hora siempre. Si forma parte de tu horario es menos probable que no lo hagas.

Utilizá ropa adecuada. Calzado cómodo y ropa para hacer ejercicio.